El equipo de protección necesario para evitar el contagio de COVID-19
Entre las medidas más eficaces para frenar el contagio del coronavirus se contempla el distanciamiento social y el uso de mascarilla. No obstante, el equipo de protección personal del cual disponga cada persona, dependerá de los factores ambientales y características del lugar por donde se desplace o realice actividades o labores profesionales.
Qué es un equipo de protección personal
PPE (por sus siglas en inglés) es el equipamiento necesario para disminuir los peligros en el lugar de trabajo para la salud y la seguridad del trabajador.
En un ambiente laboral, dependiendo de las tareas y el entorno, el equipo de protección personal puede constar de botas, guantes, tapones para los oídos, respiradores, arneses de seguridad, ropa de alta visibilidad, cascos, etc. Hoy en día, en tiempos de pandemia, se requieren ciertos implementos para frenar la propagación del actual coronavirus.
La OMS y varias entidades americanas y europeas dedicas a realizar investigaciones y difundir información científica, concuerdan en que el único elemento que debería usar toda la población en espacio públicos, es una mascarilla. Sin embargo, en el mercado existe una gran cantidad de elementos de protección personal que es importante conocer, ya que según el entorno podrían ser necesarios para evitar el contagio, o en caso contrario, hacer un mal uso de estos elementos incluso podría resultar perjudicial.
Lo primero: entender cómo se transmite el virus Covid-19.
Los CDC, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, establece las pautas para el uso de implementos de protección personal según la actividad y el entorno en donde transite o permanezca el usuario. Con base en ello, una persona que sale de su hogar a realizar algunas compras de comestibles, no necesita el mismo equipo de protección que un médico requiere atendiendo pacientes en un centro de salud.
Para entender los diferentes niveles de protección y cómo se adaptan a diferentes situaciones, es necesario comprender cómo se transmite el virus de una persona a otra.
Para que una persona resulte contagiada con COVID-19, basta con que minúsculas partículas infecciosas ingresen por la nariz, la boca o los ojos. Las investigaciones recientes concuerdan en que los canales de transmisión son esencialmente tres:
- Gotículas contaminadas con el virus de una persona infectada a otra.
- Contacto con superficies contaminadas con el virus.
- Aerosoles (partículas diminutas con el virus que circulan en el aire).
Aunque ese último medio de contagio es una hipótesis controvertida, varias investigaciones respaldan esta teoría.
En el caso de la transmisión por contacto con superficies, si una persona tose o estornuda sobre la estantería de en un almacén o sobre sus manos y luego toca la manija de una puerta o la baranda de una escalera, dejará las partículas contaminadas con la superficie, por lo que, otra persona que toque estos elementos podría resultar contagiada si pone las manos sobre sus ojos o nariz.
En otro ejemplo, cuando dos personas conversan o se encuentran en un espacio reducido donde es inevitable el contacto cercano, cuando una persona contagiada hable, grite o estornude, es muy probable que estas partículas lleguen a personas cercanas y estas adquieran el virus.
Se abordan estos dos ejemplos ya que, hasta hace poco, la Organización Mundial de la Salud y los CDC atribuían la mayor parte de la transmisión de COVID-19 a estos dos canales de transmisión. Adicional a estos métodos, en una carta dirigida a la OMS y firmada por 239 científicos, se establece que el contagio del virus también se da por medio de las gotitas de aerosol circundantes.
Consumer Reports revista estadounidense orientada a la investigación y educación pública consultó a varios expertos para evaluar en qué casos, puede ser útil el uso de estos implementos de protección.
Uso de guantes para evitar el contagio de COVID-19:
En los anteriores ejemplos se manifiesta que es posible contraer el virus a través del contacto con superficies contaminadas, por lo cual se podría inferir que el uso de guantes es una medida eficaz para evitar el contagio. No obstante, expertos no recomiendan el uso de estos elementos para el uso diario de la población en general
Según Ravina Kullar, especialista en enfermedades infecciosas y epidemióloga en Los Ángeles y portavoz de IDSA “Los guantes dan una falsa sensación de seguridad”. Las personas que usan guantes por largos periodos de tiempo y no atienden las demás medidas de prevención, tienen la misma probabilidad de contagio al tocar superficies contaminadas y luego frotarse la cara o los ojos.
En un documento publicado por La Asociación para Profesionales en Control de Infecciones, se explican las serias consecuencias negativas del uso de los guantes y por qué lavarse las manos con frecuencia es una mejor opción.
Según los CDC, las únicas circunstancias ideales para usar guantes en la vida cotidiana, son durante la limpieza o desinfección del hogar y para los cuidados a una persona enferma.
Gafas y protectores faciales para evitar el contagio de COVID-19:
Recientemente a través de la revista científica The Lancet, se han difundido resultados de estudios que indican que proteger los ojos con gafas o un escudo facial reduce la probabilidad de ser contagiado con el virus.
Estos estudios, encontraron que los protectores faciales y las gafas de seguridad, reducen el riesgo de infección o transmisión, pasando de un 16% cuando no se usa este tipo de protección, a solo un 6% cuando se pone una barrera para evitar que gotículas contaminadas lleguen a los ojos.
Es importante tener en cuenta que el tipo de protección ocular correcto depende de la situación y características del entorno. Por ejemplo, cuando se trata a pacientes enfermos que pueden toser o estornudar y expulsar gotitas, se recomienda a los trabajadores de la salud deben usar protectores faciales como parte de su PPE.
Sin embargo, actualmente los CDC no recomiendan estos elementos para el uso cotidiano de la población general. La agencia indica que pueden ofrecer un beneficio si el contacto cara a cara sostenido con otra persona es inevitable, pero esto no excluye el uso de una mascarilla
En cuanto al método de contagio a través de los aerosoles se ha demostrado que la protección facial no ofrece una protección del todo eficaz porque el calor del cuerpo hace que el aire alrededor se eleve, lo que ayuda a transportar aerosoles infecciosos por debajo del protector facial. En consecuencia, si lo que se busca es protección ocular contra los aerosoles que circulan en el aire, las gafas de seguridad pueden ser una mejor opción.
Mascarillas y respiradores para proteger del Covid-19
Existe evidencia abrumadora que indica que el uso de las mascarillas por parte de la población general, junto con el frecuente lavado de manos y el distanciamiento social, son los métodos más efectivos para ayudar a frenar la propagación de COVID-19. A través de numerosos estudios científicos se han respaldados estas medidas, por lo que los CDC, la OMS y los departamentos de salud de todo el mundo recomiendan que las personas que viven o transitan en zonas donde existe transmisión comunitaria continua, usen tapabocas en público, especialmente cuando el distanciamiento social no es posible.
Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, refuerza la evidencia de que las mascarillas pueden ser muy útiles para evitar una segunda oleada del virus en países que ya han alcanzado el pico de la curva de contagios.
Esta investigación también demostró que si al menos el 50% de la población utiliza una máscara de manera rutinaria, el número que equivale a la cantidad de personas a las que una persona transmite el virus, se reduciría a menos de 1.
Incluso se afirma que las mascarillas de tela hechas en casa, las cuales tienen una efectividad limitada, pueden reducir “dramáticamente” la tasa de transmisión si las usa un suficiente número de personas. Respiradores como el N95, por lo tanto, serían el elemento de protección personal más eficiente para filtrar partículas contaminadas.